martes, 9 de julio de 2019

Yesterday, película dirigida por Danny Boyle


Yesterday, película dirigida por Danny Boyle
Advierto que esta es una crítica pensada más bien para músicos. O quizás podría decir que para fans de los Beatles. Lo primero que debo indicar es que la película resulta entretenida y cuenta con la enorme ventaja de una banda sonora basada en versiones de canciones de los Four Fab. La historia es bien simple: un breve apagón mundial borra del planeta todo rastro de los Beatles (pero también de la Coca-Cola o de Harry Potter). Nuestro protagonista –un músico sin éxito- sufre un aparatoso accidente en el momento del apagón (le atropella un autobús mientras pedalea en la oscuridad) y cuando se recupera se da cuenta de que nadie sabe nada sobre los Beatles. Esto le convierte en una suerte de depositario de la memoria de sus canciones, las cuales, en principio, son consideradas de su invención. Es decir, de buenas a primeras se convierte en un genio. Hasta aquí un mini resumen de la película.
En lo que se refiere a la parte musical, es una lástima que no hubiera habido un mínimo de dos músicos accidentados (en lugar de un accidente de bicicleta podría haber ido un par de músicos en una moto), ya que una de las claves de las composiciones de los Beatles son los juegos de voces. Sin estos, la mayor parte de las versiones de la banda original de la película carecen del más mínimo interés. Es más, da la impresión de que, más allá de la película, el actor protagonista se ha encontrado con el regalo de poder interpretar a los Beatles en la vida real.
Ciertamente, es difícil encontrar alguna versión de canciones de los Beatles que supere el original. Un amigo mío decía que quizás la versión de With a Little Help From My Friends de Joe Cocker podría haber superado el listón. Algunos músicos se han aproximado a tal hazaña (puede que Johnny Cash, Steve Earle o Paul Westerberg, entre otros). No es esto lo que, por ejemplo, ha sucedido con algunos temas de Bob Dylan, algunas de cuyas canciones han sido mejoradas por otros intérpretes (pienso, entre otras, en la versión de All Along the Watchover de Jimi Hendrix).
Lo que me parece lamentable de las canciones elegidas para la película es que, siendo el protagonista un músico con guitarra acústica, no se hayan seleccionado piezas claves para este instrumento como Blackbird, Julia o Revolution 1 (la versión acústica de Revolution). Supongo que en la selección manda el dinero y por ello lo sensato es concentrarse en el cancionero más popular. Es una pena que no se hayan hecho versiones acústicas de temas que, hasta donde yo sé, nunca los Beatles grabaron en este formato y que suenan muy bien unplugged. Pienso, entre otras composiciones, en la alocada I Am the Walrus, en la más sosegada Strawberry Fields Forever o en la disparatada Glass Onion.
Queda la respuesta a la pregunta de cómo sería el mundo si los Beatles no hubieran existido. En la película no se va más allá de señalar que no habríamos conocido a Oasis. Sin embargo, los Rolling Stones estarían todavía por ahí. Es complicado esto de las ucronías, pero me da la impresión de que el rock sin los Beatles quizás no habría pasado de ser una variedad más del folklore anglosajón.