miércoles, 26 de julio de 2023

¿Son los periódicos búnkeres ideológicos?

 

¿Son los periódicos búnkeres ideológicos?

           

Hace un par de meses envié una propuesta de artículo a la sección de opinión del diario El País. Como quiera que transcurridas varias semanas no obtuve respuesta alguna, volví a enviar mi texto, el cual siguió tropezando con el silencio. Tras un tercer intento -igualmente baldío-, envié una carta a la defensora del lector. Muy amablemente, me respondió al día siguiente. Tras lamentar esta situación, me indicó que hasta poco antes había dos secretarias que se encargaban de responder. Por lo tanto, el periódico carece de medios para contestar a las propuestas de publicación.

             Que se publique o no mi artículo carece de importancia. Lo que es relevante es que un rotativo que presumía de apertura a opiniones dispares -de hecho, en la web aún es posible encontrar consejos sobre cómo redactar una colaboración-, actualmente solo esté publicando las opiniones de sus columnistas y las de aquellas personas a las que el periódico les solicite un artículo (o que quizás tengan algún contacto en la redacción). En todo caso, no creo que mi propuesta difiriera de lo que habitualmente se publica en este diario (de hecho, me ha publicado en varias ocasiones).

Mucho me temo que este cierre debe ser el caso de la práctica totalidad de nuestros periódicos. De ser así, cada diario sería una especie de círculo cerrado o de burbuja que, excepción hecha de alguno de sus columnistas semanales o mensuales, tan solo publicaría aquello que cae en el ámbito de su línea editorial.

Esto significaría que para hacerse una idea cabal de lo que opina una parte -importante, sin duda, pero solo una parte- de nuestra sociedad no quedaría más remedio que leer varios periódicos al día. Por fortuna, esto ya no es un serio problema económico. Con el precio de lo que costaba -y sigue costando- la edición en papel de un solo periódico es factible suscribirse sobradamente a varios diarios en línea. Mutatis mutandis, lo que tendríamos en el mundo de la prensa sería una especie de poliarquía, donde cada cual vería seriamente condicionada su opinión por lo que diga el periódico que lea habitualmente. Sería un pluralismo “inter-periódicos” en lugar de un pluralismo “intra-periódico”. Creo que esta circunstancia puede estar contribuyendo al creciente proceso de polarización que está viviendo nuestro país. Por desgracia, lo que tenemos son periódicos al servicio de sí mismos y no de la creación de una ciudadanía crítica, informada, racional.

Los sondeos demoscópicos publicados a lo largo de la campaña electoral de julio son prueba más que fehaciente de este sectarismo. Dependiendo del periódico de turno, los sondeos daban como favorito a la opción ideológica más próxima a su línea editorial (cosa aparte es el sectarismo demoscópico del CIS). Quizás la excepción hayan sido los sondeos de 40db para el grupo PRISA, los cuales publican los microdatos (el CIS también lo hace, pero pasados varios días tras la publicación del correspondiente barómetro). No obstante, el diario de este grupo empresarial publica los análisis que hace un matemático a partir de unos sondeos claramente sesgados cuya validez no iría más allá de la mera especulación.  

             Al hilo de esta observación, hago un aparte. ¿Qué idea puede tener la sociedad española de una sociología que produce estas aberraciones demoscópicas, si es que son sociólogos quienes las hacen? Una encuesta de 2018 a cargo de la FECYT sobre la percepción social de la ciencia detectaba que en torno a un tercio de los entrevistados considera que la Sociología (pero también la Economía) es poco o nada científica. Por el contrario, en el caso de la Medicina o de la Física ese porcentaje se sitúa por debajo del cinco por ciento.

             Dado que la lectura de un solo periódico no permitiría tener una visión cabal de lo que pasa y de las explicaciones de lo que pasa, nada tiene de extraño que haya quien prefiera -especialmente la gente joven- el recurso a unas redes sociales que son más sectarias si cabe que la mayor parte de los diarios. De acuerdo con el barómetro del CIS de junio de 2023 (estudio 3441), si consideramos los 2445 jóvenes de entre 18 y 24 años entrevistados, el 41,5%  se informa con las redes sociales. Como contraste, cabe señalar que un 23,6% lo hace con la prensa y el 26,2% con la televisión (es decir, la mitad se informa con medios digamos tradicionales).

             Cuanto he dicho hasta ahora se refiere a la prensa. Mucho peor es el panorama si se reflexiona sobre el periodismo radiofónico, el televisivo y -no digamos- el de Internet.

             Una observación final: tengo la impresión de que buena parte de la opinión publicada la hace gente de letras. Nada tengo que objetar frente a ello, pero me parece conveniente incrementar la presencia de científicos especializados capaces de aportar datos que sustenten sus afirmaciones. Se me ocurre como ejemplo la proliferación de artículos escritos por sociólogos (todos ellos expertos en educación y juventud, y con publicaciones sobre el tema) en el diario Le Monde con motivo de los recientes tumultos en las banlieus.