Un español
en Italia.
La semana pasada participé en
Cagliari en un macrocongreso sobre la escuela democrática (https://www.scuolademocratica-conference.net/).
Supe con cierta antelación que el grupo en el que participaría iba a estar
formado única y exclusivamente por italianos. Los organizadores, haciendo gala
de una cierta liberalidad temeraria, permitían hacer las presentación en el
idioma que cada cual considerase
conveniente (fuese este el inglés, el español, el italiano, el francés o el
portugués). Mi experiencia de otros
congresos en los que se emula la torre de Babel es que habitualmente los
asistentes prestan atención tan solo a aquellos ponentes con los que se
comparte idioma. De hecho, en una de las sesiones estelares participó el
sociólogo francés François Dubet. Lo hizo en su lengua y puedo asegurar que un
mínimo de dos tercios de los asistentes estaban esperando la siguiente
intervención, la cual corrió a cargo de Annette Lareau quien, pese a lo que
pudiera indicar su nombre, es estadounidense.
Ante esta tesitura decidí hacer la
presentación leyendo mi texto en italiano. Mi conocimiento del italiano es
similar al que mostró en infausta ocasión el alocado Aznar (https://www.youtube.com/watch?v=uExUg1zyjN8).
Pese a ello, hoy en día, las tecnologías de la información permiten calibrar si
se está en condiciones de arriesgarse a leer en un idioma desconocido aunque,
en este caso, relativamente similar al español. Lo primero que hice fue
traducir mi texto –de unas dos mil palabras, las cuales se leen en unos quince
minutos- del español al italiano en la web Deep.l (https://www.deepl.com/translator).
El escrito fue posteriormente corregido por una conocida mía italiana. A
continuación leí en voz alta parte del texto en la web dictation.io (https://dictation.io/). Sorprendentemente,
comprobé que la transcripción que de mi locución hacía esta página era
aceptable. Seguidamente, vi –y, sobre todo, escuché- varios vídeos en youtube
sobre la pronunciación del italiano. Es un idioma que aproximadamente se
pronuncia como se escribe. Además, utilicé la web ttsreader (https://ttsreader.com/es/ ) para que me
leyera el texto. No contento con esto, contraté un par de clases online en la
web de Verbling. El resultado final fue que el público de mi grupo se enteró de
lo que quería contar (al menos, eso me dijeron y eso me pareció).
Es una experiencia, y este es el
motivo por el que la cuento en este blog, extraordinariamente didáctica. Dado
que leí aceptablemente dos mil palabras, muchas de ellas las pude reconocer en
las intervenciones y conversaciones del público italiano.
En todo caso, debo indicar que soy
incapaz de elaborar una frase en italiano. Para poder hacerlo no queda más
remedio que sentarse a estudiar la gramática, la conjugación de los verbos,
esquivar la enorme cantidad de “false friends” con que nos obsequia el
vocabulario italiano y un largo etcétera de actividades.