jueves, 29 de agosto de 2024

Algunas diferencias y semejanzas entre los votantes de las derechas y de las izquierdas.

                                                 Algunas diferencias y semejanzas

entre los votantes de las derechas y de las izquierdas.

 

Recientemente, y como lo hace cada año, el CIS ha publicado su estudio relativo a la opinión acerca de la fiscalidad (estudio 3469). Se trata de un sondeo que suele pasar relativamente desapercibido (quizás debido a su publicación en pleno verano). No solo contiene una información muy valiosa para conocer la opinión de los españoles sobre aspectos relacionados con los impuestos -de la que aquí se ofrece una selección-, sino que -como se verá- se añaden algunas cuestiones más.

             En determinados temas hay grandes diferencias no solo entre los electores de derechas y de izquierdas, sino que también las hay entre los votantes de cada uno de los cuatro partidos de ámbito nacional (el tamaño de la muestra no permite decir gran cosa sobre el resto de las opciones políticas).

             Empezando por los puntos de consenso, se observa que los votantes de cualquiera de los partidos señalan un elevado grado de respeto a las opiniones ajenas. En una escala del 0 al 10, donde 0 equivale a considerar nada importante tal respeto y 10 a creerlo muy importante, la media es de 9,09. Está por encima de 9 entre los votantes del PP y del PSOE y algo por debajo de esta cifra entre los de Vox y los de Sumar. Estos datos coinciden con los del igualmente reciente estudio sobre felicidad y valores sociales en el que se detectaba que algo más del 80% de la muestra considera que la democracia es preferible a cualquier forma de gobierno, siempre y en cualquier circunstancia. Así lo piensa algo más del 90% de los votantes del PSOE y algo menos de este porcentaje quienes optan por Sumar. En el caso del PP, el 83,2% está de acuerdo con esta proposición y en el de Vox tres de cada cuatro también lo están. Sin duda, se trata de una buena noticia para la salud de la democracia.

             A partir de aquí, casi todas las cuestiones planteadas muestran grandes diferencias entre las derechas y las izquierdas. Esto se ve claramente en el tema de las guerras culturales, en concreto en cuestiones como la valoración de la calidad de la enseñanza o el gasto público en cultura. De este modo, el 50% de la muestra considera que la educación funciona muy o bastante satisfactoriamente. Tal porcentaje baja al 40% entre los votantes del PP y desciende a un 31,5% entre los de Vox. Por el contrario, el 60% de los electores de izquierda está satisfecho (el 46% de la población cree que funciona poco o nada satisfactoriamente).

             En lo que se refiere al gasto en cultura, un tercio de los votantes de Vox lo considera excesivo. También lo piensa así el 17,8% de quienes optan por el PP. Sin embargo, comparte esta opinión menos del 4% de los votantes de izquierda. Obviamente, los votantes de izquierda son más proclives a considerar que es escaso, cosa con la que coinciden con el 41,3% de los votantes del PP y con el 37,6% de los de Vox, lo que muestra una enorme diferencia de opinión entre el propio electorado de estos partidos, especialmente el de Vox.

             Veamos, a continuación, cómo se distribuye la opinión con respecto a determinados capítulos del gasto público. Un tercio de los votantes de Vox y uno de cada cinco del PP considera que el gasto en desempleo es excesivo, cosa que solo piensa el 5,5% de los del PSOE y el 2,7% de los de Sumar. Al mismo tiempo, en torno a un tercio de los votantes tanto del PP como de Vox considera que es muy poco. Lo contario ocurre con el presupuesto de defensa: demasiado para uno de cada cuatro votantes del PSOE -aunque uno de cada cinco cree que es escaso- y para casi el 60% de los de Sumar. Esto solo sucede para el 8,3% de los del PP y para el 12,5% de los de Vox. Tres de cada cuatro votantes de Vox y el 60% de los del PP consideran que es escaso el gasto en seguridad ciudadana, opinión que se reduce a un 36,7% entre los electores del PSOE y al 27,8% de los de Sumar. El gasto en protección del medio ambiente es excesivo para un tercio de los votantes de Vox y muy escaso para otro tercio (de nuevo, una enorme división de opiniones). El 11% de los electores del PP lo considera exagerado. En el caso de los electores del PSOE, el porcentaje es de un 2,5% y de un insignificante 0,7% entre los de Sumar. Los votantes de Vox son los menos favorables a la cooperación al desarrollo: uno de cada cinco. Sin embargo, el 42,6% de este electorado cree que se gasta muy poco en este capítulo.

             La actitud ante los impuestos y la intervención del estado en la economía también dividen claramente al electorado. Uno de cada cuatro entrevistados piensa que los “impuestos son algo que el Estado nos obliga a pagar sin saber bien a cambio de qué”. Tal porcentaje sube al 40% para quienes votan el PP y asciende a un 60% entre los de Vox. Esto solo ocurre entre el 9% de los votantes del PSOE y el 4,6% de los de Sumar. Conviene señalar que más de mitad de los votantes del PP indica que los impuestos son imprescindibles para que se puedan prestar servicios públicos y que hace lo mismo un tercio de los de Vox. Como era de esperar, los electores de la izquierda son, con enorme diferencia, los más proclives a señalar que los impuestos sirven para redistribuir la riqueza.

         En una escala del 0 al 10, donde 0 es ser favorable a pagar más impuestos para mejorar los servicios públicos, y 10 lo opuesto (menos impuestos, aunque esto signifique peores servicios públicos), los entrevistados se sitúan en un punto medio: 4,8. Está por encima del 5 entre los de derechas y por debajo entre los de izquierda.

         Quienes votan a las derechas consideran que pagamos muchos impuestos (62,4% en el caso del PP y 79,3% en el de Vox). Lo contario sucede con los de izquierdas (22,1% en el PSOE y 13,8% en Sumar).

         Los electores perciben de un modo muy distinto la cuestión del grado de intervención del Estado en la economía. Los máximos partidarios del estado mínimo son los votantes de Vox: el 22,9%. En el extremo opuesto (el estado debe intervenir en toda la vida económica) se sitúa el 23,9% de los votantes del PSOE y el 38,5% de los de Sumar.

         En el estudio se pregunta por el destino del porcentaje de los impuestos asignados a la Iglesia católica y/o a fines sociales. Tan solo el 11% de los entrevistados marcó la opción de atribuirlo a la Iglesia católica. Optó por ella el 26,1% de los votantes del PP y el 19,9% de los de Vox. En el caso de los de la izquierda, lo señala el 2,6% de los del PSOE y el 2,3% de los de Sumar. En todo caso, conviene tener en cuenta que, en este estudio, más de la mitad de los entrevistados se declara católico (un 17,3% católico practicante y un 36,6% no practicante).

         Finalmente, se abordarán algunas cuestiones puntuales consideradas en el cuestionario. En lo que se refiere a la meritocracia, hay una cierta inclinación a considerar el importante peso del origen familiar o de los contactos. Como era de esperar, se concede más peso a este factor entre los electores de la izquierda.

         El electorado es muy levemente de izquierda: un 4,9 en una escala en la que 1 es lo más de izquierda y 10 lo más de derecha. Los electores más polarizados serían los de Vox y los de Sumar: un tercio de entre ellos se sitúan, respectivamente, en las posiciones 10 y 1.

         En lo que atañe a la identificación subjetiva de clase, uno de cada cuatro votantes de Vox se autodefine como clase baja/pobre y un 29,5% de los de Sumar se identifica con marcadores más ideológicos del tipo clase trabajadora, obrera o proletariado (cosa que solo hace el 5% de los de Vox). En todo caso, y como es habitual, casi todo el mundo (un 42,6%) se ve a sí mismo como clase media-media.

En este estudio nada se pregunta por la cuestión que más divide a las izquierdas de las derechas: la actitud frente al feminismo.

             En definitiva, tenemos una muy seria divergencia de opiniones con respecto a la fiscalidad y, si se quiere, la igualdad y la solidaridad. En general, buena parte de quienes votan a la derecha desea pagar menos impuestos al considerarlos excesivos, justo lo contrario de los que optan por la izquierda. Cuando contemos con los microdatos, habría qué ver a qué grupos sociales pertenecen quienes, con independencia de que sean de derechas o de izquierdas, prefieren menos estado. Sería muy importante averiguar cómo se conjuga en el caso de Vox el rechazo al estado con un porcentaje significativamente alto de votantes de este mismo partido que se considera pobre o de clase baja.