martes, 2 de septiembre de 2014

La invasión de los móviles

La invasión de los móviles
                Hace unos días estuve en el teatro viendo una obra que tenía una pequeña pausa central: simplemente se bajó el telón durante poco más de un minuto. Dado que estaba sentado en un palco, pude observar cómo a una velocidad supersónica multitud de espectadores aprovechaban tan leve lapso de tiempo para consultar sus móviles. Ya previamente a este receso, un par de móviles había sonado con una insistencia tal que temí que los actores paralizasen la obra.
                Si esto ocurre en el teatro, al cual la gente acude voluntariamente, tras haber pagado una entrada y donde se supone un cierto nivel educativo, ¿qué pasará en nuestras aulas? Me referiré a lo que conozco directamente como profesor de universidad. Lo cierto es que en clase rara vez suena algún móvil. Sin embargo, y esta es la preocupación que me producen los estudiantes, cada vez es más habitual que estos hagan alguna que otra consulta, más o menos furtiva, a los móviles. Más allá de la molestia que me pueda provocar el observar que hay gente que se desconecta temporalmente del decurso de la clase, lo que me inquieta es el modo en que este comportamiento pueda afectar al aprovechamiento del tiempo de los estudiantes.

                Supongo que es relativamente fácil pensar que si el móvil vibra es que algo muy importante acaba de suceder, pese a que lo habitual es que se trate de una bagatela más de las muchas con las que nos obsequia la telefonía móvil. Si esto ocurre con los que blanden un celular, no quiero imaginar qué pueden hacer los estudiantes que tienen abierto su portátil o su tableta. Pienso que la solución sería hacer lo que yo mismo hago –aunque no siempre lo cumplo- y que no es otra cosa que cerrar el programa de correo de mi ordenador cuando estoy trabajando ante la pantalla (por fortuna no soy un usuario intensivo del móvil). Es sabido de sobra que, por muy multitarea que pretendamos ser, hay actividades que requieren un nivel de concentración incompatible con las interrupciones que demandan los celulares. 

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