¿Son los
periódicos búnkeres ideológicos?
Hace un par de meses envié una
propuesta de artículo a la sección de opinión del diario El País. Como
quiera que transcurridas varias semanas no obtuve respuesta alguna, volví a
enviar mi texto, el cual siguió tropezando con el silencio. Tras un tercer
intento -igualmente baldío-, envié una carta a la defensora del lector. Muy
amablemente, me respondió al día siguiente. Tras lamentar esta situación, me
indicó que hasta poco antes había dos secretarias que se encargaban de
responder. Por lo tanto, el periódico carece de medios para contestar a las
propuestas de publicación.
Mucho me temo que este cierre
debe ser el caso de la práctica totalidad de nuestros periódicos. De ser así,
cada diario sería una especie de círculo cerrado o de burbuja que, excepción
hecha de alguno de sus columnistas semanales o mensuales, tan solo publicaría
aquello que cae en el ámbito de su línea editorial.
Esto significaría que para hacerse una idea cabal de lo que opina una parte -importante, sin duda, pero solo una parte- de nuestra sociedad no quedaría más remedio que leer varios periódicos al día. Por fortuna, esto ya no es un serio problema económico. Con el precio de lo que costaba -y sigue costando- la edición en papel de un solo periódico es factible suscribirse sobradamente a varios diarios en línea. Mutatis mutandis, lo que tendríamos en el mundo de la prensa sería una especie de poliarquía, donde cada cual vería seriamente condicionada su opinión por lo que diga el periódico que lea habitualmente. Sería un pluralismo “inter-periódicos” en lugar de un pluralismo “intra-periódico”. Creo que esta circunstancia puede estar contribuyendo al creciente proceso de polarización que está viviendo nuestro país. Por desgracia, lo que tenemos son periódicos al servicio de sí mismos y no de la creación de una ciudadanía crítica, informada, racional.
Los sondeos demoscópicos publicados a lo largo de la campaña electoral de julio son prueba más que fehaciente de este sectarismo. Dependiendo del periódico de turno, los sondeos daban como favorita a la opción ideológica más próxima a su línea editorial (cosa aparte es el sectarismo demoscópico del CIS). Quizás la excepción hayan sido los sondeos de 40db para el grupo PRISA, los cuales publican los microdatos (el CIS también lo hace, pero pasados varios días tras la publicación del correspondiente barómetro). No obstante, el diario de este grupo empresarial publica los análisis que hace un matemático a partir de unos sondeos claramente sesgados cuya validez no iría más allá de la mera especulación.