viernes, 13 de diciembre de 2024

ChatGPT: un aliado para la docencia

Son muchos los profesores, especialmente los de universidad, preocupados por los efectos nocivos que sobre el estudiantado pudiera derivarse del uso de la inteligencia artificial (IA). ChatGPT —o cualquier otra aplicación similar— tiene la capacidad de redactar prácticamente cualquier trabajo que se le solicite, lo que puede abrir la puerta al fraude académico.

En realidad, esta probabilidad de fraude no es ninguna novedad. Hasta ahora, quien así se lo pudiera permitir podría encargar la redacción de un texto a otra persona (pagando por ello, si es que fuera el caso). La novedad que introduce la IA es que tal posible encargo está ya al alcance de cualquiera. Lo que parece claro es que nunca se debió aceptar la mera entrega de un trabajo como un elemento evaluable (cosa que hasta hace poco ocurría con los Trabajos de Fin de Grado en algunas facultades). A partir de ahora, no quedaría más remedio que todo escrito que presente un estudiante deba ser defendido en público (o si se quiere ante el profesor en una sesión cara a cara).

Pese a que alguna profesora (se puede ver un caso viral en https://time.com/7026050/chatgpt-quit-teaching-ai-essay/) ya ha anunciado su voluntad de abandonar la enseñanza universitaria ante la irrupción de la IA, creo que son muchas las ventajas que se pueden derivar de su uso. Para empezar, todo estudiante tiene la posibilidad de autoevaluar su propio escrito (aunque pueda no ser muy propio si lo copia directamente de ChatGPT). En mi caso, esto es lo que propondré a mis estudiantes que escriban en ChatGPT:

Evalúa este texto que adjunto escrito por un estudiante universitario de sociología. Indica qué ha hecho bien, qué puede mejorar. qué debe modificar. Analízalo teniendo en cuenta la claridad expositiva, la coherencia, la inteligibilidad, sus posibles aportaciones y la riqueza léxica. Dime qué nota le pondrías del 1 al 10.

Gracias a esta estrategia, podré gestionar mejor el gran volumen de textos que he de evaluar, obteniendo observaciones detalladas que, de otro modo, me sería imposible ofrecer de manera individual. De este modo, ningún estudiante tendría excusa para presentar un texto mal redactado o incoherente.

El siguiente paso es la exposición y defensa pública de tal escrito. En mi caso, lo que propongo es que una semana antes de la exposición cada estudiante me envíe un texto de entre 200 y 300 palabras. Este será la base de su exposición. El estudiante debe ser consciente de que los códigos de comunicación escrita y oral son muy distintos. Además, se debe evitar a toda costa la mera lectura de un texto (últimamente hay muchos estudiantes que exponen leyendo directamente desde su móvil, lo que reduce el contacto visual con el público a su mínima expresión).

Finalmente, la defensa consiste en responder a las preguntas y aclaraciones que hagan tanto el profesor como sus compañeros. Este proceder fomenta un aprendizaje más profundo y un mayor compromiso del estudiante, quien deberá dedicar más tiempo a la preparación y exposición de su trabajo.

Por supuesto, es importante tener en cuenta que ChatGPT no es infalible. Su tendencia a "alucinar" —es decir, generar respuestas erróneas o imprecisas exigen cautela y una revisión crítica de sus sugerencias.

Quizás en breve será posible subir grabaciones de las exposiciones y debates para que la IA evalúe también estos elementos. Mientras tanto, recomiendo a los estudiantes realizar grabaciones en vídeo a modo de ensayo previo a sus presentaciones. Este proceso, aunque implica más trabajo, puede mejorar sus habilidades comunicativas.

Téngase en cuenta que escribo desde mi experiencia como profesor de Sociología. Soy plenamente consciente de que las aplicaciones y retos de esta herramienta variarán en función del área de conocimiento. En mi opinión, ChatGPT puede convertirse en un aliado para la docencia.

 

 

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