lunes, 24 de octubre de 2022

Los peligros de escolarizar a los hijos en la privada

 

Los peligros de escolarizar a los hijos en la privada

 

            Recientemente, hemos tenido conocimiento de las grabaciones en vídeo de niñas desnudas a cargo de un profesor del colegio privado Virgen de Europa. Mi reflexión no es tanto sobre tan deplorable acto como sobre algunos aspectos de la enseñanza privada en España.

 

            El Virgen de Europa es, tal y como se cuenta aquí, un centro familiar creado por un matrimonio y heredado por sus ocho hijos. A diferencia de lo que ocurre en la pública, para ser profesor en la privada no hay que pasar oposición alguna. Basta con tener la titulación correspondiente (el grado o diplomatura de maestro para la primaria y el grado correspondiente para la secundaria más el Máster en Formación del Profesorado o el liviano Certificado de Aptitud Pedagógica) y ser contratado por la propiedad del centro. Y aquí es donde se abre el campo de la arbitrariedad.

 

El centro en cuestión no solo da trabajo a los ocho hermanos, sino que también se lo suministra a sus respectivos parientes. Es decir, en un centro privado se corre el muy serio riesgo de que el profesorado sea seleccionado por criterios espurios que nada tienen que ver con la calidad docente. A esto hay que añadir que este tipo de centros cuenta con su propia cantera en las numerosas universidades privadas que ofertan el grado de Magisterio.

 

            En el caso denunciado en la prensa, concurre la circunstancia de que el supuesto profesor pedófilo es uno de los ocho hijos y el director es su hermano. En una situación como esta, la Asociación de Padres y Madres de Alumnos (APA) ha manifestado sus dudas sobre la neutralidad del director en la resolución de este caso. El artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal es muy claro. En él se dice que están dispensados de la obligación de declarar “los parientes del procesado en líneas directa ascendente y descendente, su cónyuge o persona unida por relación de hecho análoga a la matrimonial, sus hermanos consanguíneos o uterinos y los colaterales consanguíneos hasta el segundo grado civil”. Téngase en cuenta que las APA de los centros privados suelen ser correas de transmisión de la propiedad de estos colegios (en la pública no suelen pasar de ser una mera entidad organizadora de actividades extraescolares). Sin embargo, el caso clama al cielo y, esta vez, la APA se desmarca de la dirección.

 

            Teniendo esto en cuenta, me pregunto cómo es posible que haya un amplísimo sector de eso que cabría llamar clase media-alta o, mejor aún, clase profesional-directiva que opte por escolarizar a sus retoños en centros de tan marcado carácter familiar (pese a sus 1500 alumnos matriculados). No es que la pública -como posible alternativa- sea un dechado de virtudes (y esto lo saben muy bien eso a lo que algunos llaman la comunidad educativa), pero es difícil (aunque no imposible) que en un centro público concurra un clan familiar o amical que pudiera echar tierra sobre un delito como el que aquí se comenta. Es cierto que en la pública puede pesar el espíritu corporativo-funcionarial, pero lo sucedido en el Virgen de Europa es algo que solo puede ocurrir en un centro privado. Por desgracia, los ejemplos de centros de órdenes religiosas que tratan de ocultar este tipo de actos delictivos están a la orden del día.

 

            Parece claro que hay todo un segmento de la sociedad española que ha optado por rehuir a toda costa servicios públicos claves como la educación y la sanidad, convirtiéndose de este modo en una especie de estamento ajeno a los problemas del resto de sus conciudadanos (es algo que explica muy bien Reeves en su libro Dream Hoarders). Ni qué decir tiene que el municipio en el que está enclavado el Virgen de Europa (Boadilla del Monte) es un feudo del PP.

 

            Y no puedo acabar sin señalar que el patriarca del centro fue un histórico sindicalista de la Falange y que a su mujer le concedió la Medalla de Oro al Trabajo el gobierno socialista de Zapatero, ejecutivo que para el PP -y, supongo que para los papás y mamás del centro- fue un ejemplo de sectarismo (calificativo que este partido tiende a aplicar a todo quien discrepe de él).  

 

 

 

 

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