La necesidad de Podemos.
Con independencia del grado de
acuerdo que tenga el lector con la nueva formación política Podemos, es fácil
convenir en los efectos beneficiosos que su irrupción está teniendo sobre la
mortecina democracia española. Por de pronto, un político ya desfasado como
Rubalcaba por fin se ha dado cuenta de que estaba de más al frente de la
secretaría general de su partido, lo que ha abierto un interesante proceso
electoral interno que muy posiblemente favorezca al PSOE. Algo parecido acaba
de suceder en la contradictoria Izquierda Unida: ha cedido su liderazgo a
alguien de un perfil similar en algunos aspectos al de Pablo Iglesias. El PP
sigue en su torre de marfil, empecinado en que los españoles terminarán por
percibir antes de las elecciones de 2015 la fantasmagórica mejora económica.
Hace
falta una formación política capaz de recoger el enorme enfado de la gente con
nuestro actual sistema político. Como bien dijo Pablo Iglesias, los poderes
establecidos no tienen miedo a la izquierda, sino a la gente organizada y esto
es lo que parece estar empezando a pasar. Movimientos sociales como la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) han lanzado la candidatura de
Adau Colau para la alcaldía de Barcelona. Que se produzcan desahucios
como el que tuvo lugar hace unos días en Madrid ponen de manifiesto la terrible
desconexión con la realidad y la crueldad de estos (los del PP) y de aquellos
(los del PSOE).
Por
otra parte, la presencia de formaciones políticas como Podemos está ejerciendo
un efecto similar al que impulsó a Franklin Delano Roosevelt a iniciar el New Deal ante la amenaza de la mejora de
las expectativas electorales del Partido Socialista y la creciente movilización
de las clases trabajadoras.
Frente
a esos ínclitos sociólogos (Arriola y Toharia) que, al día siguiente de las
elecciones europeas, proclamaron que Podemos es una opción política pasajera
(Arriola llegó a decir que era propia de frikis) el poco tiempo transcurrido desde
entonces ha demostrado que Podemos es una opción transversal tanto en términos
de escala ideológica (desde posiciones centristas a la izquierda radical) como
de edad (no es solo una opción de jóvenes airados) y que tiene visos de ser la
tercera fuerza política nacional (si es que no se hunde antes el PSOE y se
convierte en la segunda).
Me resulta escandaloso cuando los viejos y caducos grandes partidos acusan al Sr. Pablo Iglesias de populista y demagogo. Creo que no les quedaría más opción que decirle "Bienvenido al club". Les ha hecho mucho daño y creo que seguirá haciéndolo formaciones como Podemos u otras que vayan a surgir en el futuro. Atentos a las siguientes municipales
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