Un asunto de familia
En la anterior entrada, hablaba del género
literario “jeremiadas del profesorado” y me refería a libros escritos por el
propio profesorado. Ahora me adentro en la variedad periodística -de este
subgénero- escrita por los familiares de los docentes. En esta ocasión, se
trata de un texto publicado en el diario El País por parte del
novelista, y “miembro de una familia de profesores”, Julio Llamazares, en el
que comenta un lamentable juego, cuyo nombre lo
dice todo: “Pegar al profe”. Acaba diciendo, y esto es lo que me interesa aquí,
que la docente es una profesión que goza de poco prestigio (“Juego por juego, no sé cuál es peor, si el virtual de una
juventud que pega a los profesores como diversión o el real de una sociedad que
lo hace de verdad desde hace tiempo con su desconsideración”) y que está muy mal retribuida (“la misma
sociedad que los considera unos pobres hombres sin aspiraciones por dedicarse a
una actividad tan poco gratificada económicamente”). Una vez más, y como
señalaba en la entrada anterior, se habla a humo de pajas.
¿Es cierto que el profesorado está
desprestigiado socialmente? Para saberlo, lo mejor es preguntar a la propia
sociedad. En mayo de 2012, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estudio
2944) se interesó por el grado de
confianza que ofrecen a la gente determinadas ocupaciones. Pues bien, la
tercera mejor valorada (tras la de los médicos y la de los bomberos) es la de
los profesores. Se podría aducir que esto es lo que piensa la población en
general y que lo importante es qué dicen los padres y las madres.
Contrariamente a lo que algunos agoreros pudieran pensar, la opinión de los
progenitores es aún mejor. Esto es lo que comprobaron Álvaro Marchesi y Eva Mª
Pérez (Opinión de las familias sobre la calidad de
la educación).
La
segunda cuestión es la del salario. Empiezo con una cita de la obra de una
investigadora norteamericana, Amanda Ripley,
en su brillantísimo libro The
smartest kids in the world. And they got that way (Simon & Shuster,
Nueva York, 2012: 86):
Curiosamente,
los salarios más altos no coinciden necesariamente con la excelencia. Los
profesores mejor pagados del mundo viven en España, donde los adolescentes
rinden peor en Matemáticas, Lectura y Ciencia que en los Estados Unidos.
Los datos no dejan lugar a dudas: ya no se
puede decir aquello de “pasas más hambre que un maestro de escuela”. De acuerdo
con los datos publicados por la OCDE, en el
año 2012, en España el salario inicial para un profesor de Primaria, en dólares -transformados
por paridad
de compra-, es de 35881 dólares y de 40308 para uno de Secundaria. La media para la OCDE,
respectivamente, es de 28854 y 31348, y para
la UE21, también respectivamente, 29123 y 31738. Es cierto que la diferencia
disminuye a medida que aumentan los años de antigüedad pero, aun así, esta
sigue siendo netamente favorable para el profesorado español.
La cuestión de por qué los docentes se quejan
tanto de su situación sigue siendo un misterio para mí.
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