martes, 27 de octubre de 2015

La religión en la escuela de acuerdo con el diario ABC

El diario ABC y la religión en la escuela

         Como si se tratara de los diez mandamientos, el diario ABC publica un decálogo de motivos por los que la asignatura de Religión debe permanecer dentro del horario escolar. Se trata de argumentos, y nunca mejor dicho, para su parroquia. A continuación los enumero y los comento.

El primero mantiene que se trata de un derecho constitucional. ABC –y para ello se remite al artículo 27.2 de la Constitución- considera que de no existir la enseñanza de la religión no podría haber un “pleno desarrollo de la personalidad humana”. Esto equivaldría a decir que ese más del 26% de españoles que se declara ateo o no creyente –porcentaje que se acerca al 50% entre los menores de 34 años- tendría una personalidad humana subdesarrollada. Llueve sobre mojado. Como comentaba Sánchez Ron, los contenidos curriculares de la asignatura de Religión dicen explícitamente que el “rechazo de Dios tiene como consecuencia en el ser humano la imposibilidad de ser feliz”. ABC considera que el artículo 27.3 de nuestra Carta Magna –  el cual señala que “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”- implica, necesariamente, que las clases de Religión han de impartirse dentro del horario escolar (cuestión, sin duda, sujeta a interpretación).

         El segundo punto se refiere a que en Primaria la Religión es la opción mayoritaria del alumnado. De seguir esta lógica, en algunas comunidades –por ejemplo Andalucía- la Religión debería ofertarse. Sin embargo, allí donde pocos alumnos eligen esta materia, debería suprimirse. En todo caso, los derechos no dependen de lo que quieran las mayorías (por ejemplo, no sería admisible en un estado de derecho que los judíos no pudieran contraer matrimonio con los cristianos porque la mayoría considerase que esta es la opción correcta).

         Los aspectos tercero y cuarto se refieren a que la religión ofrece una visión plural de la sociedad y que previene contra la intolerancia. Sin duda, esto dista de ser el caso del catolicismo. Más arriba, ya he indicado que desde esta religión se consideran seres incompletos a quienes no profesen confesión alguna. Sin remitirnos al pasado, el catolicismo rebosa de actitudes intolerantes impropias de una sociedad democrática. Bastaría con pensar en la actitud de la Iglesia frente a la pedofilia de algunos de sus representantes, su intransigencia frente al matrimonio homosexual o la postergación de la mujer.

         No termino de entender el punto 5, referido a que la religión en las aulas evita la discriminación por razones económicas. Si estuviese fuera de aquellas asistiríamos a una “discriminación para quienes no tuviesen medios económicos para pagar las clases fuera de la escuela pública”. No sé si esto significa que las parroquias cobran a sus feligreses por aprender su propia religión. En fin, no quiero dar ideas.

         El sexto aspecto señala que la presencia escolar de la religión es lo habitual en países de nuestro entorno (salvo Francia y, horror, Albania –el país del hombre nuevo-). Aquí se mezclan, arteramente, sistemas educativos en los que se enseña catequesis y en los que hay una materia de Historia de las religiones. Al igual que el resto, es un argumento endeble. Hace unos cuantos años pocas legislaciones -aparte de la española- contemplaban el matrimonio entre personas del mismo sexo.

         El argumento 7 es el más contundente: la presencia de la religión en la escuela responde a acuerdos internacionales. Esperemos que, de una vez, sea derogado el concordato con el Estado Vaticano.

         Los enunciados octavo y noveno son de una obviedad hiriente: sin religión no se entiende Europa, y aquella resulta esencial para entender nuestra cultura. Está claro. Pero esto no significa ni que tenga que existir una asignatura específica de historia de las religiones ni, mucho menos, la catequesis. Hay muchos elementos sin los que no se entendería Europa y no por ello vamos a crear una asignatura de historia para cada uno de ellos.

         El último motivo (la defensa de los puestos de trabajo) parece buscar una cierta simpatía sindical. En nuestro país han desaparecido muchos puestos de trabajo como consecuencia de la evolución socio-económica. No obstante, no tiene por qué desaparecer ningún puesto de trabajo. Lo que dice el PSOE es que la religión se imparta fuera del horario escolar y, dado que esto no implicaría necesariamente reducir el número de horas lectivas, tendríamos en realidad más empleos.


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