Los
sindicatos de clase y la docencia virtual
En el
espacio de unos días han llegado a mi bandeja de correo sendos mensajes de las
secciones sindicales de CC.OO. y de la UGT de la Universidad Complutense
referidos a la docencia virtual que debemos acometer como consecuencia del
confinamiento. Ambas secciones sindicales coinciden en que no se puede exigir
al profesorado impartir clase en línea. CC.OO. aduce lo siguiente: “el cuerpo docente no ha sido contratado para impartir
docencia virtual”. UGT va un poco más lejos y describe una situación de acoso
para el profesorado: “Como Sección
Sindical hemos recibido algunos escritos donde se está
identificando a aquellos profesores y profesoras que no han utilizado el campus
virtual para dar clases en este periodo y comunicándoles
dicha incidencia”. Ante tamaña afrenta, UGT dice que “creemos que es el momento
de dejar trabajar al profesorado UCM, sin presiones de ningún tipo”. Dicho en
román paladino: dejen en paz a quien no quiera o no sea capaz de impartir
clases en línea. Lo que me pregunto es en qué pueda consistir el trabajo
docente en estos días si no es enseñanza virtual.
La
comparación con los compañeros y compañeras de la sanidad resulta inevitable.
¿Les ha oído alguien decir que no han sido contratados para afrontar una
pandemia histórica o que desean trabajar sin presiones de ningún tipo?
Supongo
que el profesorado que no trabaja virtualmente es una ínfima minoría, pero debe
tener una cierta capacidad para hacerse oír en estas secciones sindicales.
Es
sabido que la docencia apenas cuenta en la valoración del profesorado. Para
medrar en la carrera académica, lo que vale es publicar en determinadas
revistas y editoriales (cosa que yo he hecho y no me ha ido mal). Por ello no
es extraño que haya profesores que no han virtualizado sus asignaturas –me
consta que alguno ni siquiera responde a los correos electrónicos-. Tenemos
aquí el mismo viejo debate que hubo en muchos centros de trabajo con respecto a
si el personal administrativo debería saber manejar paquetes informáticos como
el office.
A los
profesores de universidad nos conceden los llamados quinquenios de docencia por
poco menos que dejar transcurrir –eso sí, sin presiones de ningún tipo- un
lustro. ¿No sería esta una ocasión de oro para exigir virtualizar las
asignaturas para el cobro de este complemento?
Antes de
que alguien me acuse de ser enemigo de los sindicatos, diré que he sido
militante –no un mero cotizante- de CC.OO. desde los diecinueve años hasta hace
poco tiempo. En los dos trabajos que he desempeñado –primero como mecánico en
la entonces llamada Compañía Telefónica Nacional de España y posteriormente en
la Universidad Complutense- he sido delegado sindical. Abandoné CC.OO. porque
no podía asumir el engaño de su defensa de la jornada continua en la educación
primaria. Confieso que me gustaría mucho volver al que ha sido mi sindicato de
toda la vida, pero comunicados como estos lo hacen imposible. Quizás en todo
esto haya una cierta responsabilidad colectiva. Cuando entré como profesor en
la Complutense –allá por el año 1989- los profesores teníamos una sección
sindical en mi facultad –la de Sociología-. Desapareció hace muchos años.
Quizás este sea el momento de que retornemos quienes nos fuimos.
Me ha gustado mucho esta entrega Rafa. La comparto yo también. Gracias
ResponderEliminarUn abrazo
Juan Carlos
Totalmente de acuerdo. Aunque por ver algo positivo en medio de esta calamidad, creo que la mayoría de los docentes, al menos en mi entorno, están adaptándose al entorno virtual mejor de lo esperado, dejando en evidencia esas protestas corporativas.
ResponderEliminarSobre los sindicatos y lo público.... mejor para otra ocasión.